domingo, 25 de septiembre de 2011

Sorpresa.

[Narra Ale]
Salí de casa y me dirigí hasta el coche donde estaba apoyado Kenny, Justin no tardó en llegar hasta mí. Saludó a Kenny, después nos montamos en el coche. Kenny arrancó el coche y salimos.
-Bueno chicos, ¿y dónde os llevó? –nos preguntó Kenny.
-Eh, no sé. –Justin me miró. – ¿Dónde crees que pueda haber menos gente Kenny?
-Pues un 23 de diciembre... –hizo una pausa. –Todo va estar lleno.
-Bueno, pues entonces, da igual, el que pille más cerca.
-Está bien.
Yo permanecí callada durante el camino, ya que Justin había comenzado a hablar con Kenny sobre qué iba a hacer él esas vacaciones, yo tan solo escuchaba atenta a Kenny.
Cuando llegamos al centro comercial, entramos al parking y Kenny aparcó no muy lejos; me dispuse a abrir la puerta del coche pero Justin me detuvo, me giré para mirarle.
-Será mejor que te pongas unas gafas antes de salir.
-¿Qué?
-Tú hazme caso, será mejor. –sonrió.
Saqué de mis bolso mis gafas, y me las puse como el me había dicho. Vi como el buscaba algo en el coche antes de salir,  una gorra. Salió del coche y se puso sus gafas Ray Ban, después se colocó la gorra. Estaba claro que quería pasar desapercibido, pero vamos, yendo así, yo me fijaría incluso más en él. Pero bueno, él era el que sabía de esas cosas. Se acercó a mí, y me dio la mano, yo sonreí ante aquel gesto, y después empezamos a caminar hacia la entrada del centro comercial. Justo antes de  entrar me giré, y vi que Kenny nos seguía a una distancia considerable, llevaba también unas gafas de sol. A mí aquello no me pareciera que fuese lo más discreto, pero en fin... Sería mejor dejarles esas cosas a ellos. Entramos al centro comercial, aquello era enorme, como para perderse días enteros. Justin y yo andábamos lentamente, sin prisas, mirando los escaparates de las tiendas por las que pasábamos, y entrando en alguna que otra.
Justin había comprado ya el regalo para su madre, sus abuelos y sus hermanos pequeños, incluso le había comprado algo a mi madre, tan solo le faltaba el de su padre; yo en cambio no sabía que comprar que tan solo tenía que comprar dos regalos, uno para mi madre y uno para Pattie, había sido incapaz de elegir nada. Bueno, en realidad también tenía que comprar algo para él, pero tampoco sabía muy bien el qué. Pero de pronto vi una tienda, una tienda que conocía a la perfección, era raro, ya que la mayoría de las tiendas que había eran americanas, pero encontré un Zara, mi madre solía comprarse la ropa ahí, y probablemente encontraría algo del estilo de Pattie. Me quedé mirando embobada a la entrada.
-¿Quieres entrar? –preguntó Justin tirando un poco de mi mano. Le miré.
-Eh, sí.
-Pues vamos. –tiró de mí.
Al entrar, yo me fui hacia la sección de mujer, y él a la de caballero, luego nos buscaríamos. Llevaba ya un buen rato buscando algo, pero seguía sin encontrar nada que me pareciera adecuado, entonces Justin se acercó a mí, llevaba una bolsa de la tienda en la mano.
-¿Te  importa si voy fuera?
-No, claro que no. –sonreí.
-Voy a una tienda de videojuegos que hay aquí a la vuelta, ve ahí cuando termines.
-Vale. –besó mi mejilla.
Vi como se alejaba hasta salir de la tienda, yo seguí con lo mío.
Por fin, después de otra media hora encontré lo adecuado para ambas. Para mi madre una camisa negra con encaje en los hombros y un escote discreto a juego con unos pantalones oscuros vaqueros, era ideal, justo para ella, y a Pattie una falda azul oscuro algo suelta junto con un camiseta blanca parecida a la de mi madre, muy bonita también, que le sentaría genial. Justin me había contado en su momento que su madre también se quedó embarazada muy joven, por lo que su madre, debía ser poco mayor que la mía, me imagino que ese es uno de los motivos por los que se llevan tan bien. Me dirigí hacia la caja, lo pagué, pedí que me lo envolvieran para regalo y que hicieran cheque regalo, siempre lo pedía por si acaso, además en este caso, había elegido la talla de Pattie un poco al azar, probablemente no me habría equivocado, pero vamos, mejor asegurarme. Salí de la tienda dispuesta a ir a la tienda donde Justin me dijo que estaría, pero, no me había fijado que en frente del Zara había un Pepe Jeans. Tenía que comprarle algo a Justin, y ese sitio era ideal, iba mucho con su estilo. Entré en la tienda, y fui a la sección de chicos, nada más entrar me topé con unos vaqueros, que cualquiera que los hubiera visto, hubiera pensado en lo mismo que pensé yo “Justin Bieber”. Me acerqué para cogerlos y poder mirarlos mejor. Sí, estaba decidida, tenía que cogérselos. Elegí la talla un poco a boleo, creí que una M le iría bien. Aquellos vaqueros azules descoloridos, ajustados en los tobillos, y ligeramente caídos del culo, eran perfectos para él; pero faltaba algo, algo a juego con esos vaqueros perfectos. Comencé a buscar entre las camisetas y camisas, cuando un chico se acercó a mí.
-¿Puedo ayudarte en algo? –preguntó con una sonrisa en la cara.
Le eché un rápido vistazo a aquel chico, era alto, rubio ojos azules, buen cuerpo, vamos, era guapísimo.
-Eh, no... –hice una pausa. –Bueno, en realidad sí.
-Dime, ¿qué buscas? –aún sonreía.
Me fije en su sonrisa, era realmente bonita, pero no como la de Justin.
-Buscaba algo a juego con estos vaqueros. –se los enseñé.
-Mm... –miró los vaqueros detenidamente. -¿Algo en plan formal o más de diario?
-Más de diario.
El chico se alejó un momento, y segundos después volvió con una camiseta azul chillona de los Knights.
-¿Qué te parece?
-Es perfecta.
-Jaja, ¿te la llevas?
-Sí, muchas gracias.
-De nada. –sonrió.
Me dirigí hacia la caja, pero la voz de aquel chico me detuvo.
-¿Y tú no te llevas nada? –me giré, me miraba con aquella sonrisa.
-Eh, no yo no. –contesté un poco seca.
Se acercó a mí.
-Qué pena, porque tenía unos vaqueros que te sentarían genial.
Le miré arisca ya que su intención no era precisamente vender más.
-No, muchas gracias. –sonreí falsamente.
-¿Segura? Mira que con ese cuerpazo que tienes, los vaqueros te irían geniales.
-Sí, segura. Creo que con lo que le llevo a m novio –acentué el “mi” –es suficiente.
El chico se quedó helado, yo reí para mí misma y me alejé de él.
Al llegar a la caja pagué y pedí lo mismo que en la anterior tienda, cheque regalo y envuelto. Al salir de la tienda metí el paquete en una de las bolsas de Zara, para que Justin no lo viera, después fui hasta la tienda de videojuegos, donde me encontré a Justin mirando las últimas novedades. Me acerqué a él sigilosamente, tapé sus ojos. Rió.
-Mm, ¿quién podrá ser? –dijo irónico.
Permanecí en silencio y me acerqué a su cuello, le di un pequeño beso en este. Suspiró.
-¿Sabes? Como venga mi chica y nos vea así, me vas a buscar un buen lío.
Besé nuevamente su cuello, acercándome a su vez a su oreja. Suspiró de nuevo. Pero entonces una mano en mí hombro me separó de él con suavidad.
-Eh chicos, no quisiera molestaros. –miré a Kenny que me miraba gracioso. –Pero estáis dando el espectáculo. –Justin se giró.
-Anda, -le dio un puñetazo en el hombro. –Vayámonos ya.
Justin cogió mi mano, y tiró suavemente de mí. Yo le seguí. Anduvimos hasta el parking, y una vez allí nos montamos en el coche y nos dirigimos a casa. Al final habían tenido razón, con las gafas y la gorra, no habíamos tenido problema alguno, bueno, ellos. Al llegar a casa nos despedimos de Kenny que se marchaba ya, está noche vendría a recogernos a las 8:00. Justin y yo entramos a casa, no había nadie, nuestras madre seguían por ahí, joder... Subimos cada uno a su habitación para arreglarnos, eran las 6:30, no sabía si me daría tiempo.
Subí a mi habitación, metí los regalos en mi armario, después me tumbé en la cama. Estaba realmente agotada, me lo había pasado muy bien con Justin, pero nos habíamos recorrido casi todo el centro comercial; también estaba muy nerviosa. Me había dicho que conocería a sus amigos, buf... y mañana a su familia. Madre mía... Cogí aire, y me levanté de una vez, no podía perder más tiempo, me dirigí hacia el baño desvistiéndome por el camino y dejando toda la ropa por en medio, cuando llegué a la ducha, abrí el grifo, me quité lo último que llevaba encima y me metí dentro.

[Narra Justin]
Salí de la ducha tranquilo, con calma y sin preocuparme la hora. Aún con la toalla enrollada en mi cintura abrí mi armario, no tardé mucho en decidir que ponerme, saqué unos pantalones negros, camisa blanca, chaleco negro y una corbata, lo deje todo encima de la cama; entonces vi las bolsas de los regalos junto a la cama, las eché debajo, no solo por mi madre y Valery, también por Ale, tal vez esta noche no entraría en mi habitación, pero tal vez sí, y no quería que viera su regalo. Estaba seguro de que le encantaría, pero aún no era el momento.  Me dispuse a vestirme, pero recordé algo, los calzoncillos, ¿dónde cojones tenía la cabeza que no recordé sacar los calzoncillos? Volví a los cajones del armario, saqué unos boxers rojos de Jack and Jones, me deshice sin dificultad de la toalla, dejando que cayera al suelo y me puse los boxers; terminé de vestirme. Al terminar, fui al baño, lo recogí, y empecé a arreglarme el pelo. Un rato después yo ya estaba listo, solo me quedaba echarme colonia. Cogí mi colonia preferida y me eche un poco; salí del baño y fui hasta la mesilla para coger mi móvil, eran las 7:50, Kenny no tardaría en llegar, pero ¿estaría lista Ale? Decidí ir a comprobarlo. Me dirigí hasta su habitación, pero me detuve antes de llamar a la puerta, su voz me detuvo. Hablaba con alguien, pero con quién. No entendía nada, tenía que estar hablando en español. Estuvo mal, lo sé, pero me quedé fuera, apoyado en la puerta, concentrándome en la conversación que estaba teniendo con alguien,  para mí, desconocido. Habían pasado 5 minutos ya y ella seguía hablando, y mientras yo, en vano, me esforzaba por entender algo, y justo cuando estaba por darme por vencido, logré entender algo, algo dentro de mis posibilidades. “Edu, no. Lo siento.” Después no se escuchó nada más, supuse que había colgado.  Ese nombre entró en mi cabeza como una ráfaga de viento arrasando con todo, conocía ese nombre: Edu. Ale me había hablado de él, me lo había contado todo en su momento, y por eso mismo no entendía que hacía hablando con él. 

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