miércoles, 7 de septiembre de 2011

La llamada.

No di crédito a la voz que escuché tras mi móvil esa noche, no podía ser verdad, tenía que ser un sueño; pero no, no lo era. Realmente era él.
# -¡Ale! ¡Felicidades! –oí como chillaba tras mi móvil.
Permanecí en silencio, aún no podía creérmelo.
-¿Ale, estás ahí? –volvió a hablar.
-Eh, sí... Justin, ¿eres tú?
-¡Claro! Quién sino...
-Quién sabe.
-Jajaja, bueno, pues soy yo.
-Sí, ya... –contesté un poco seca, aún seguía muy sorprendida, y en el fondo, un poco enfadada.
-Pues eso que, ¡Felicidades!
-Bueno, en realidad... –miré el reloj, eran más de la 1:00, ya era 16. –En realidad fue ayer.
-Ah, bueno... Pero aquí aún es 15.
-Sí, supongo.
-Jajajaja.
-Y, te has acordado... –dije interrumpiendo su risa.
-Pues claro. –dijo aún entre risas.
Esperó a que contestara, pero no lo hice, para él esto parecía un juego, algo divertido. Pero para mí no lo era, después de más de una semana sin saber nada de él... vale, no es que hubiéramos tenido, o tuviéramos una historia, pero joder. Bueno, aunque si lo pensaba bien, había cumplido su palabra. Parecía que al final si que iba poder confiar en él.
-¿Estás bien? Te noto un poco, eh... arisca.
-Dijiste que me llamarías.
-Y qué es lo que estoy haciendo ahora. –contestó serio.
-Pensé, que lo harías antes...
Hubo un silencio.
-Bueno, pensé que ya no lo harías. –seguí.
-Por qué iba a no hacerlo... Creí que...
-No, fui yo quién creí que no... –le interrumpí, más bien lo intenté.
-¿Qué? Que ya no te llamaría, que habías sido un juego, qué eras una más... ¿Eso creíste? –dijo interrumpiéndome, más serio aún, incluso pude notar un tono de enfado en su voz.
Volví a quedarme en silencio, la verdad es que era así, era eso lo que creía. Exactamente eso.
-Contéstame Ale, ¿eso es lo que creíste?
-Sí. –dije pausadamente.
Suspiró.
-Ale, déjame demostrarte que no soy lo que piensas. –dijo un poco más relajado, no noté ya ese enfado en su voz.
Claro que quería, pero ¿cómo? Cómo podía hacer eso.
-¿Cómo Justin?
-Eso es cosa mía, pero déjame que lo intente.
-Yo te dejo...
-Pero entonces tienes que borrar esos prejuicios que tienes de mí, creí que iba bien. El sábado eso pensaba, pero ahora...
-No vas mal. –le interrumpí.
Rió.
-¿Ah, sí? Pues yo juraría que iba de culo...
-Pues no, te digo yo que no. Ya no. –dije sincera.
Ambos reímos.
-Bueno, y cuéntame. ¿Qué tal tú día? –preguntó cambiando de tema.
-Genial. Estupendo diría yo.
-Pues me alegro, eh. ¿Qué te han regalado?
-Pues por ahora nada.
-Ah, pues eso está muy mal...
Volvimos a reírnos..
-Bueno, tampoco he recibido nada tuyo. –dije aquello con toda confianza, no lo pensé hasta después de un rato.
-En eso llevas razón.
-Claro que la llevo.
-Bueno, tú tranquila, que ya lo harás.
Reí.
-Ya lo verás. –me repitió.
-Bueno, ¿y tú qué tal y eso?
-Pues yo bien, por aquí y por allí, de un lado para otro... Y un poco cansado la verdad.
-Jaja, pues deberías descansar, ¿no crees?
-Sí, debería. Pero ya ves. –dijo riendo.
-Bueno, ¿dónde estás ahora mismo?
-Pues he vuelto ya a Atlanta.
-Ah, bueno, entonces estarás un poco más tranquilo, ¿no?
-Qué va, no, no.
-¿Y eso?
-Pues el domingo estuve en Francia con la presentación del CD, pero luego tuve que volar a LA para los EMA’s Que puf... Luego el lunes volví a Atlanta, y me quede allí, así que pude descansar un poco, pero casi nada, el martes tuve que volver a Europa, estuve esa semana en Alemania, Inglaterra, Italia, Grecia y Suiza. El lunes por la tarde volví a casa, y pues, aquí me tienes....
-Dios, que vida... Que agotador.
-Pues ya ves.
-¿Y esta semana no vuelas?
-Sí, a Asia, tengo que ir  Japón, China e India. Y luego a Oceanía, que es Australia y Nueva Zelanda. En realidad estoy en el aeropuerto. Mañana estoy ya en China.
-Uf, que matamiento...
Río. Yo hice lo mismo.
-Bueno, ¿y tú qué? Has hecho algo interesante, ¿o no?
-¿Yo? ¡Qué va! Ya me gustaría.
-Bueno, pero celebrarás tus 16, ¿no?
-Hombre eso está claro. –dije riéndome.
-Jaja, y qué vas a hacer.
-Pues nada, he alquilado unos salones de fiestas... eh Salones Carry, se llaman, están a las afueras de Madrid. Y el sábado lo celebraré con mis amigos, y el domingo pues ya algo más familiar.
-Pues genial.
-Sí, la verdad que sí.
Ambos reímos de nuevo. Yo me asomé un poco para poder ver la hora en mi reloj, eran más de la 1:30.
-Bueno, oye... Que te voy a tener que ir dejando.
-¿Tan pronto?
-Ten en cuenta que aquí es la 1:30 de la mañana.
-Oh, joder. No lo sabía. Lo siento. Espero no haberte despertado.
-No si, no estaba dormida ni nada, pero como se despierten mis padre me la cargo, y además, tengo que levantarme en menos de 6 horas.
-Joder, pues sí, creo que deberías dejarme. –dijo riendo.
-Además, esto te va a salir por una pasta.
-Jajajajaja, créeme que eso es lo de menos.
-Sí, me imagino que sí. –dije un poco cortada. No lo había pensado, que tonta.
-Bueno pues nada... ya hablamos, ¿no?
-Sí, ya... Ya hablaremos.
-Ah, y recuerda...
-¿El qué?
-Dos cosas, que te debo un regalo y que me dejes intentarlo.
-Lo recordaré.
-Bueno, un beso Ale.
-Otro para ti Justin. #
Después me aleje el teléfono, y colgué.
Me tumbé en la cama despacio, dejando caer mi cuerpo poco a poco, la verdad que aún me costaba creérmelo. Me quedé boca arriba, mirando el techo, recordando el sonido de su voz, de su dulce voz, “me encanta” pensé. Creo que no hacía mal en darle una oportunidad, una oportunidad de que me demostrara lo que realmente era, más bien, quien era él realmente. Nada malo podía pasar, yo solo tenía que limitarme a escuchar, o bueno no sé. Supongo que dejarme llevar. ¿Qué podría pasar porque recibiera una llamada de él de vez en cuando? Nada, no podría pasar nada. Vale sí, me gustaba, era guapo y eso, pero solo iba a ser un amigo. Y nunca me he enamorado de un amigo, ni pensaba hacerlo, eso solo trae problemas. Bien es verdad que iba a ser una amistad un tanto rara; pero bueno, no era nada malo.
Me quede dormida mientras le daba vueltas a la idea de ser la amiga de Justin Bieber, que raro sonaba aquello, pero a la vez que inocente. Y que equivocada estaba. Eso sí, el día de mi cumpleaños había terminado de la mejor manera posible. 

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