lunes, 31 de octubre de 2011

Juguemos.

[Narra Ale]
Me alejé de ellos tan campante y me dirigí al pasillo en busca del servicio. Abrí la primera puerta que encontré, y afortunadamente, no tuve que buscar más. Me metí en el baño y cerré la puerta: me quité la sudadera empapada y la dejé encima del lavabo, entonces me percaté de que ninguno de los dos me había dado nada para ponerme. ¿Y qué hacía? Ya me había quitado la sudadera y estaba demasiado mojada como para poder ponérmela de nuevo. Me planteé el salir así, me mire al espejo. Los vaqueros eran algo bajos, incluso podía verse el lazo rojo de mis bragas, mis curvas estaban descubiertas y si continuaba subiendo, mi sujetador  rojo mostraba que tenía frío, mucho frío.
De pronto la puerta se abrió sin más, me giré rápidamente. Me encontré con Ryan, que en una mano llevaba una camiseta blanca y con la otra sostenía el pomo. Nos miramos fijamente durante un segundo, entonces el bajo la mirada y me examino, recordé que estaba en sujetador, y que tenía frío. Me crucé de brazos cubriendo mis pechos y Ryan río.
-¿No sabes llamar?
-Jajajaja, lo siento, lo siento.
-Tío anda, dame eso y vete.
-Eh, un respeto.
-Ryan, en serio.
-Está bien.
Lanzó la camiseta atinando en el lavabo, después cerró la puerta.
Me puse la camiseta rápidamente, no creí que volviera a entrar, pero prefería no arriesgarme, me miré en el espejo una vez más, la camiseta de Ryan era algo ancha, y las siglas WTF? la decoraban en el medio en rojo y bien grandes, me pareció divertido. Me arreglé un poco el pelo, dentro de lo posible, y salí. Fui al salón donde Ryan y Justin se habían acomodado a ver un partido de fútbol.
-Eh. –les llamé.
Ambos me miraron.
-¿Qué hago con la sudadera?
-Qué cojones... –dijo Justin mirando la camiseta.
Miré mi camiseta, reí.
-Déjala en una de las sillas, con los abrigos. –dijo Ryan.
Fui al comedor e hice lo que me había indicado, cuando volví al salón ambos miraban embobados el televisor de plasma de 42 pulgadas que mostraba a 20 hombre de verde y blanco corriendo detrás de una pelota.
Me acerqué a ellos y me senté en el sofá junto a Justin, miré a la tele, intentando ver el partido, pero me era imposible, a menos que fuera un partido del Real, un clásico o un mundial, no me gustaba nada ver el fútbol.
-Eh... –le di a Justin en el hombro. –Me aburro.
Me miró.
-Espera que termine y si quieres nos vamos.
-No quiero irme, solo quiero que hagamos algo.
-Pues espera que terminé, anda.
-Joder, que me aburro.
-¿Sabes que puedes hacer para no aburrirte? –intervino Ryan.
Me asomé para poder mirarle.
-Vete a la cocina y nos traes una cerveza, anda.
-Eh, ¿perdona? Te crees que soy tu chacha o qué.
-¿No dices que te aburres?
-Sí, pero no por eso tengo que traerte nada bonito.
-Bueno, pues entonces no te quejes.
Suspiré, después me levanté enfadada y fui a la cocina. Oí como Ryan y Justin se reían. Abrí la nevera y busqué entre toda la comida las cervezas, encontré un paquete de latas, cogí dos y busqué una Coca-Cola para mí, pero cuando iba a cerrar la nevera, encontré algo. Algo, que podía cambiar un aburrido partido.

[Narra Ryan]
Ale no dijo nada más, se levantó y se dirigió a la cocina, Justin y yo nos miramos, después reímos.
-Pues tío, no entiendo como no se te levanta con esta chica, eh. –susurré para que ella no logrará oírme.
Sus ojos se abrieron.
-Anda, cállate. –se giro.
-Te lo dijo en serio tío, tiene unas tetas que lo flipas.
Volvió a mirarme, me fulmino con la mirada.
-Qué cojones estás diciendo.
-Lo que oyes tío, madre mía. Que suerte tienes cabrón.
Me dio un puñetazo.
-Eres un imb...
-¡Mirad lo que he encontrado! –le interrumpió Ale entrando en el salón son una sonrisa en la cara.
Alzaba en la mano una botella de un líquido marrón y en la otra un salero, un limón cortado y un vaso de chupito.
Justin y yo la miramos atentos.
-¿Qué es eso? –preguntó.
-¡Tequila!
-¿Dónde lo has encontrado? –pregunté.
-Estaba en la nevera.
-Pues será mejor que lo dejes donde lo has encontrado. –dijo Justin.
-¿Qué, por qué? –preguntó.
-Ale, vamos... ¿Qué pretendes? –dijo Justin con fastidio.
-¡¿Qué pretendes tú Justin!? ¿Que os observe mientras veis el fútbol? Porque vas mal. –dijo molesta.
-Relájate Ale. –dije.
Bufó. Justin desvió la mirada de ella y yo seguí mirándola. Hice una mueca, y Ale suspiró. Comenzó a andar hasta colocarse frente a ala tele.
-¡Eh! –se quejó Justin.
-Vamos Justin. –dijo decidida.
Justin se quedó en silencio, mirándola y yo hice lo mismo. Durante un minuto los tres nos miramos, en silencio absoluto, tan solo se escuchaba a un hombre por el fondo que comentaba el partido.
-Está bien. –dijo finalmente Justin.
-¡Genial! –exclamó ella.
Después se giró y apagó la tele. Se acercó a nosotros y se sentó junto a él. Me miró.
-¿Tienes cartas?
-Claro. –contesté.
-¿Qué quieres hacer? –preguntó Justin.
-Ve a por ellas. –dijo dejando las cosas sobre la mesa de centro.
Yo la obedecí, me levanté y fui a buscarlas en el mueble que hay junto a la tele.
-Y ya si pones música, lo bordas. –dijo ella.
-Jaja, ¿qué pongo?
-¿Qué tienes?
Me giré para buscar los CDs que estaba junto al equipo de música. Comencé a miarlos, y encontré uno que sería perfecto para la noche se avecinaba.
-Qué te parece, este: “Summer Party Hits 2011”
-Sí, suena genial.
-Bueno, verás... –dijo Justin.
-Jajaja.
-Anda deja de quejarte. –dijo Ale.
-Es que sí tío, nos vas a aguar la fiesta. –dije poniendo el CD.
-Bueno sí, una fiesta... –dijo irónico.
Le lancé las cartas.
-Anda, cállate.
Di al PLAY y la música comenzó a sonar.
Me senté junto a Ale, de manera que ella quedara en el medio. Nos separamos un poco para darnos más espacio.
-Bueno, ¿y ahora qué? –pregunté.
-Pues ahora, juguemos. –dijo sugerente.
-¿A qué? –preguntó él.
-¿Sabéis jugar al mentiroso?
-Claro. –contestamos a la vez.
-Pues a eso vamos a jugar.
-¿Y para qué el tequila?
-Pues, eso es lo divertido, cada vez que uno mienta y le pillemos, o digamos mentiroso y no lo sea, habrá que beberse un chupito.
-Genial. –dije.
-Sí, no está mal. Pero, ¿dónde se supone que vamos a beber si solo hay un vaso? –dijo Justin
-Es cierto. –dije.
-Bebemos todos del mismo...
-Vale, vale.
-Pero, la mejor parte, es que el limón y la sal habrá que chuparlo del cuerpo de otro.
Ambos nos sorprendimos.
-¿Qué? –dije.
Justin me miro, se le notaba que no le hacia mucha gracia, pero en el fondo le apetecía jugar. Su mirada me lo había dicho, y le conozco lo suficiente, cuando él dice no, es no.
-Lo que oyes Butler. –dijo ella.
Justin se acercó a la mesa, cogió las cartas y comenzó a barajar.
-¿Repastes tú? –preguntó.
-Sí, ya reparto yo.

[Narra Justin]
Comencé a repartir, la verdad es que no estaba muy seguro de lo que estábamos apunto de hacer, pero bueno, Ryan me había dicho hacía 20 minutos que tenía que demostrarle que me ponía, pues era una oportunidad perfecta; aunque bien era cierto, que temía lo que pudiera pasar con Ryan ahí.
Una vez que cada uno tuvo sus cartas, comenzamos a jugar.

-Mm, mentiroso. –dijo ella.
Yo la miré.
-¿Estás segura? –dije intentando confundirla.
-Sí, sí.
-¿De verdad? –insistí.
-Qué sí tío, venga Ale, levanta. –dijo Ryan.
Ale levantó las cartas.
-Já. Venga, vamos. –dijo.
-Jajaja. –rió Ryan.
-Bueno, pues venga.
-¿Dónde hay que chupar? –pregunté.
-Mm, no hay muchas opciones sabes...
-Ya, lo sé, pero... No me irás a hacer chuparle algo a Ryan, ¿no?
-Jajaja, claro que sí, y él también te chupará a ti.
-¿Qué? –preguntó él.
-Claro, ¿no creeríais que ibais a estar chupándome los dos todo el rato, no?
-Bueno... –dije yo en un susurro.
-Más bien... –dijo él.
-Jajajajajajaja, pues no chicos, pues no.
-Vamos Ale, no seas mala. –dijo.
-Jaja, no soy mala. Solo que yo también quiero divertirme.
-Dios tío... –dije.
-Venga, voy a ser buena y dejaré que empieces por mí.
Ale cogió la botella de tequila, lleno el chupito hasta arriba y cogió el limón.
-Tienes que hacerlo rápido.
Se lo pasó por la cara, junto a los labios y lo apretó un poco, cogió la sal y la echó sobre el mismo sitio. Me quedé mirando; gotas de limón resbalaban por su mejilla y los granos de sal se distinguían fácilmente.
-¡Vamos! –dijo.
Reaccioné, me acerqué a ella y chupe su mejilla, ella se estremeció. Después busque el chupito y lo bebí de un trago.
-Aaah. –dejé el vaso en la mesa bruscamente.
Sentí como aquel líquido de sabor amargo y fuerte recorría mi garganta lentamente quemándome por dentro.
Seguimos jugando. Tras cada “mentiroso” el vaso de chupito se llenaba hasta arriba, la rodaja de limón y la sal desaparecían un segundo de la mesa, el chupito se vaciaba de prisa y seguido de esto un sonoro “Aaah”.
Después de unas cuantas partidas, demasiados chupitos, la botella medio vacía, el limón acabado y el salero con unos cuantos gramos menos; los tres estábamos borrachos como una cuba, y, estoy seguro de que ellos también, cachondos perdidos. Ni mis pantalones ni los de Ryan lo demostraban, no aún, pero no hacia falta. Y es que después de haber pasado la lengua por la debajo, sí, por debajo, del ombligo de Ale, y que ella gimiera a su paso, no hacía falta preguntar a nadie en qué estado te encontrabas. He de decir que sí, me había molestado ver a Ryan pasando la lengua por encima de mi novia, y a mi novia pasando la lengua por mi mejor amigo, pero después de cuatro chupitos, ya ni lo notaba. Y os preguntareis, ¿también te ponía cachondo tener que chupar a tu amigo? Pues no, para nada, incluso hoy me pregunto cómo pude hacerlo. Supongo que fueron los efectos del alcohol, y la presión de Ale, pero quedaos tranquilos, en cierto modo, ni yo pasé más allá de su cuello ni él del mío, aunque las 3 veces que tuve que hacerlo y las 4 que tuvo que hacerlo él, había resultado bastante extraño.
Pero entonces llegó ese momento, ese momento que los tres estábamos viendo venir.
Lo recuerdo tan bien, tan claro a pesar de haber llevado casi 8 chupitos de tequila en el cuerpo, y es que me marcó.

··· Ale coge la botella vacía, nos mira.
-Pues ya no hay. –dice con dificultad.
Ryan y yo reímos, no sabemos por qué, pero lo hacemos. Ella se une a nosotros.
-Voy a llevarla a la cocina. –dice.
Se levanta, coge la botella, el salero el limón y el vaso. Anda hacia la cocina, se tambalea, pero no se cae. Ryan y yo volvemos a reírnos.
-¡Eh, que no me he caído! –replica ella.
Reímos más aún, ella pasa y va hasta la cocina.
Los dos no tumbamos pesados en el sofá, suspiro.
-Buah tío, no puedo más. –dice.
-Jajaja, ni yo macho. No puedo con mi vida.
-Me va explotar la cabeza.
-Sí, y la bragueta cabrón.
Baja la mirada hasta sus pantalones y observa sus pantalones.
-Eh, tío... que... –intenta excusarse.
-Da igual, después de todo yo no me he negado. –digo.
-Bueno, pero tú no te quedas corto amigo.
Me observó, tiene razón, evidentemente estoy igual que él.
-Pero en mi novia amigo.
-Sí, lo es. Y yo tu amigo.
-Eh, eh, que insinúas.
-Pues que te pongo tonto.
Reímos.
-Pero yo a ti también Butler. –digo imitando la voz de mi chica.
Una vez más reímos, entonces aparece Ale, no lleva nada en las manos, se acerca con paso decidido a nosotros, se sienta y después se deja caer sobre el respaldo.
-Pero yo os pongo mucho más. –dice.
-Es que él no me pone. –contesto.
-Obviamente. –dice él.
Ninguno dice nada, por un momento lo único que se escucha es la música, “Enrique Iglesias, Tonight (I’m fucking you)” Pero ninguno de los tres sabemos hasta que punto es indicada la canción. Cierro los ojos, la cabeza va explotarme. Los tres estamos lo suficientemente separados para no tocarnos, entonces Ale se acerca a mí, comienza a acariciar mi cara, mi cuello, me estremezco, no abro los ojos, por lo tanto no sé que hace Ryan, pero tampoco me importa. Ale sigue, y pronto siento como se mueve, se monta encima de mí y me come la boca. Su lengua rozando una y otra vez la mía, sus labios mojados con los míos y nuestros cuerpos uno contra otro. Probablemente huele alcohol, pero yo también, así que no lo noto. Mueve sus manos sobre mi cuerpo, sobre mi pecho, sube y baja sin para, me gusta. Comienzo a pasar mis manos por sus pechos, rápido, los aprieto, sin cuidado alguno, estoy tan excitado y tan borracho que no sé como hago las cosas, solo las hago. A ella le gusta, se estremece; de repente se separa de mis labios y taca mi cuello esta vez, empieza a besarme en el cuello, me da pequeños mordiscos, me lamé y entonces siento su mano que baja a mi entrepierna, la deja ahí unos segundos, después la aprieta yo instintivamente abro los ojos y gimo, miró a mi alrededor y veo que en ese mismo instante Ryan se está levantando, no sé por que no se ha ido antes, llevaba tiempo sin pintar nada, o eso pienso. Ale se separa de mi cuello, mira a Ryan, y cuando él esta dispuesto a irse ella le detiene. Me sorprendo, no me esperaba eso.
-¿Qué haces? –pregunta.
-Eso, qué haces.
-Quédate.
Ambos la miramos estupefactos.
-Será más divertido.
Ryan vuelve a sentarse, esta vez pegado a mí, y Ale vuelve a mi boca. ¿Qué hace, qué hacen? ¿Que será más divertido? ¿Qué va a ser más divertido? ¿Qué pretende? No entiendo nada, y probablemente Ryan tampoco, pero ninguno de los dos decimos nada.
Ryan sigue sentado a mi lado y Ale no para de besarme, apenas si respiramos. Pero entonces vuelve a separarse de mí. Mira a Ryan, me mira a mí, ríe. ¿Qué va hacer? Entonces lo hace. Se lanza sobre Ryan, sobre su cuello, besa el cuello de mi mejor amigo delante de mí. Él la separa.
¿Qué haces tía?
Ella que sigue montada encima de mí, me mira.
-¿A ti te importa?
No digo nada, no sé ni que decir, no sé si me importa o no, estoy demasiado pedo como para pensar. Sí me importa o eso creo, pero es que me ha puesto ver a mi novia comerle el cuello a mi amigo, creo que estoy enfermo. Pero, estoy borracho, no sé que hago. Niego con la cabeza y ella se lanza sobre él esta vez va a su boca. Se morrean, no paran, y yo, yo les miro. Miro a Ryan y Ale como se morrean mientras me excito. Sí, definitivamente estoy enfermo. Se separan, entonces ella se busca un hueco entre los dos y se coloca en el medio. Me mira, sus ojos irradian deseo, al igual que los míos, miro a Ryan, noto que el está igual, peor también algo confundido, y borracho. Los tres estamos igual. Pero me da igual, y a ellos también, probablemente pensemos que al día siguiente no recordaremos nada, no. Realmente no pensamos, si fuera así, no haríamos lo que estamos haciendo.
Entonces se lanza sobre mi boca. Nos besamos y Ryan nos mira, tengo los ojos cerrados, pero sé que nos mira, noto su mirada sobre nuestros cuerpos, me excito. Mi paquete empieza a crecer, ella lo nota y su mano lo busca; lo encuentra, lo aprieta, gimo contra su boca, estoy que no puedo más. Entonces llevo mi mano hasta su sexo, paso mi mano por encima de sus pantalones, necesito sentirla, aprieto mi mano contra su sexo, gime. Se separa de mi, mira a Ryan, y vuelve a morrearle. Yo les observo, no sé que hacer, estoy cachondo como nada, pero también borracho; entonces Ale, que coge mi mano y la leva hasta su sexo, hace que la acaricié, yo paso mi mano, dejándome guiar por ella. Estoy tocándola mientras ella se morrea con mi mejor amigo. Es todo tan extraño. Se separa de él y se lanza a mi cuello, yo sigo tocándola, pero esta vez no soy yo quien mira. Su mano vuelve a mi entrepierna, lo agradezco, y es que lo necesito. Necesito más. Me acercó a su oído, muerdo su lóbulo, ella gime y entonces bajo a su pecho, pero ahí me encuentro con otra mano, una mano más grande que no es de ella y que no es mía. Nos separamos y ella va a Ryan, esa mano es de él. Ahora no solo se morrean, si no que se tocan, se acarician. Creo que esto está yendo demasiado lejos, pero a pesar de eso no paro, no sé que hago, no sé si es que ya estoy demasiado borracho, si realmente estoy enfermo, o si estoy demasiado cachondo; busco su sexo y comienzo a acariciarlo. Ella gime, lo hace contra su boca pero puedo oírla, no puedo ver sus manos. Imagino que las de él estarán en sus pecho y las de ella en su entrepierna.
La cosa cada vez va a más. Se separan, Ale nos dedica una mirada pícara a los dos, entonces se quita la camiseta y deja descubierto su pecho, después desabrocha sus vaqueros. Creo que ya no puedo más, tengo tantas ganas. Estoy deseando que pase, así que sin más dilación me quito la camiseta y me lanzo sobre ella después, excluyendo a Ryan. Pero él no tarda en meter la mano, siento como mete su mano entre nosotros, siento como va a acercando su cara a la de ella, ¿qué esta pasando? ¿Un trío? Sí, eso es lo que está pasando, me estoy montando un trío con mi mejor amigo y mi chica. ¿Cómo he llegado hasta esta situación? Me separo de ella y entonces lo veo. Veo la espalda desnuda de Ryan que esta besando a mi novia sin parar, y yo... ¿Yo qué hago? Nada, en ves de eso me uno a ellos. Sigo con lo que los tres hemos empezado y me abandono a la situación. ···




No hay comentarios:

Publicar un comentario