jueves, 25 de agosto de 2011

Y dieron las 7:00.


Así que allí estábamos Serena, Sammy y yo. En frente de la puerta de emergencias rota del Corte Inglés de Callao, por la cual estábamos a punto de entrar para poder ver a Justin Bieber. 
Serena abrió la puerta con cuidado, y echo un vistazo para asegurarse que no había nadie.
-Vamos, venga. Démonos prisa. –nos dijo Serena.
Sammy entró detrás de ella, y yo la seguí, con miedo, pero la seguí. Cuando estábamos dentro no se veía a penas nada, no había ni una puñetera luz que dejara ver algo. Ya que además, la poca luz que podía haber entrado por el cristal de la puerta se había esfumado hacía cosa de un cuarto de hora. Aún era otoño, pero ya empezaba a oscurecer más temprano.
-¿En que parte del Corte Inglés estamos exactamente? –pregunté.
Pero ellas no me hicieron ni caso, andábamos en línea recta continuamente, parecía que ellas sabían muy bien donde estaban. Repetí la pregunta, pero seguían ignorándome, así que pasé, y me limité a seguirlas, hasta que llegamos a un punto del pasillo en que nos encontrábamos, que se dividía en dos.
-¿Hay que ir hacia la derecha, no? –dijo Serena a Sammy.
-Sí, hacia la derecha. –contestó.
Yo las miré, pero no dije nada, una vez más tenía miedo de cual sería la respuesta si preguntaba algo.
Giramos hacia la derecha y continuamos andando por lo que parecía ser un almacén, aquello estaba lleno de cajas,  hasta que nos topamos con unas escaleras que subían. Las subimos, y al final de estas había una gran puerta, que obviamente estaba cerrada con llave. Sammy se acerco a la puerta y llamó. Yo la miré extrañada. Como era lógico nadie contestó ni abrió la puerta, pero a pesar de ello Sammy insistió llamando de nuevo.
-Sammy… ¿Qué haces? –le dije.
-Calla. –contestó Serena.
Entonces de pronto la puerta se abrió. Pero no parecía haber nadie al otro lado, ahora sí que tenía miedo. Ellas salieron y no me quedo otra que seguirlas.
Una vez fuera nos encontramos con la prima de Sammy, Natalia. Bueno, eso aclaraba muchas cosas. No, espera. Eso aclaraba todo, absolutamente todo. La verdad, fue un alivio. Natalia nos indicó donde estaba la sala donde se encontraría Bieber y como llegar sin que nos viera nadie. Después de darnos las indicaciones se fue, nos dijo que se tenía que poner a trabajar en seguida, Sammy le dio las gracias.
Nosotras comenzamos a ir hasta aquella sala, y pufff...Maldita sala. Estaba prácticamente en el otro extremo, estaba en la penúltima planta del Corte Inglés, y nosotras estábamos en la planta baja. Así que tuvimos que subir casi 4 escaleras eléctricas y cruzar 5 pasillos sin que nos viera ningún empleado, ni guardia. Fue matador. Mientras que cruzábamos el último pasillo, ya en la penúltima planta, en dirección a la sala del Bieber le pregunté a Sammy:
-Oye tía, y por qué no se lo has pedido a tu prima que os acompañara en vez de a mí.
-Porque a ella no le gusta Justin Bieber. –me contestó.
-¿Y a mí sí? –le respondí.
-Joder, que tenía que trabajar.
Yo me quedé callada, ya estábamos ahí. A esas alturas era tontería quejarse. Por fin llegamos a la sala.
-Ahora habrá que esperar. –dijo Serena.
-¿Esperar? –pregunté.
-Mira, mira. Por ahí vienen. Vamos, escondámonos, corre. –dijo Sammy en un susurro mientras me cogía de la mano y tiraba de mí.
Nos escondimos entre la sección de CDs ya que hacia la sala se dirigía Justin Bieber rodeado de guardias y reporteros.
-Habrá que esperar a que termine la rueda de prensa. –dijo Sammy mirándonos.
-Y eso a qué hora termina. –pregunté.
-Pues, suele durar media hora. –me contestó.
-¿Media hora? –dije.
-Sí, pero bueno, qué es media hora más… -dijo Serena con una sonrisa en la cara.
En el fondo tenía razón. Pero yo aún tenía mis dudas.
-Y cuando termine la rueda de prensa, ¿qué?
-Pues saldrá. –dijo Serena.
-Sí, saldrá. Rodeado de sus guardaespaldas. ¿Y cuál es tu plan? Acercarte pacíficamente, hasta que llamen a seguridad, ¿o qué? Porque yo creo que no es lo mejor, eh. –dije con tono de burla.
-Pues no, claro que no. –contestó Sammy.
-Esperaremos a que salga al baño. –dijo Serena.
-Pero no…
-No, al baño no le acompañan sus guardaespaldas. –me interrumpió Sammy.
-¿Cómo lo sabes?
Mierda, había preguntado, algo que realmente no quería saber.
-Bueno, en realidad no lo sabemos. –dijo Sammy.
-Más bien, lo suponemos. –continuó Serena.
-¿Qué? –dije.
-Sí, los guardias creen que esta planta esta totalmente vacía. Así que cuando salga, como creen que no hay ningún peligro –dijo Sammy.
-Ufff... eso creen ellos. –la interrumpí.
Después las miré y me reí. Sammy me dio una hostia.
-Como creen que no hay peligro le dejan salir solo, al baño que está justo ahí enfrente. –dijo Serena señalando el baño.
Después ninguna dijo nada, nos quedamos ahí mirando los CDs y comentando algo de vez en cuando. Hasta que para mi lamento, Serena encontró uno de esos chismes que hay en los centros comerciales donde se reproducen los CDs de los artistas que más venden. Y el CD que había grabado en aquel chisme era el anterior de mi amigo Bieber.
Estuvieron entonces los 20 minutos restantes escuchando a Justin Bieber con aquel  chisme, hasta que por fin, se abrió la puerta de la sala en la que se encontraba el Bieber.
Yo no miraba, pero Serena me metió un codazo en las costillas para que mirara. Y allí estábamos nosotras, a unos 20 metros de Justin Bieber, esperando a que se dirigiera al baño. 

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