viernes, 9 de diciembre de 2011

Ryan llamando.

[Narra Ale]
Abrí mis ojos despacio, la luz del atardecer entraba tímida por las ventanas abiertas de par en par. Un aire caliente entro por ellas y chocó contra mi espalda desnuda, produciendo un calor infernal en toda la habitación.
Me separé del pecho de Justin, comprobando de cierta forma que ambos seguíamos desnudos. Retiré la sábana que tan solo cubría mi pecho, me levante y me dirigí al baño.
Cerré las compuertas a mi paso, aunque Justin me había visto completamente desnuda, aunque había acariciado cada centímetro de mi cuerpo, me apetecía tener un momento de intimidad.
Coloque mi cuerpo desnudo frente al espejo de cuerpo entero que había en una de las paredes. Examine cada rasgo de este, lo acaricié. Antes de que pasara, cuando estaba con Edu, y en ocasiones intimábamos, aunque no fuera de esta forma, al terminar me sentía sucia, quizás era porque en realidad nunca me sentí cómoda con él, en fin, tampoco quiero molestarme en averiguarlo. Al mirarme en el espejo, desnuda, acariciando mi cuerpo, aún extasiado de placer, me descubría a mí misma lo feliz que me sentía, la alegría y la dicha corría de prisa por mis venas. Nada podría haber sido mejor.
Una vez más un calor abrumante recorrió i cuerpo, pero no solo porque el hecho de que recordar lo que había pasado horas atrás hacía hervir la sangre de mis venas, sino porque haría una temperatura, de cómo mínimo 25º. Salí del baño. Justin aún seguía placidamente dormido, incluso diría que roncando. Bueno, no, él no ronca. Él suspira algo fuerte.
Asomé mi cuerpo entero desnudo por las enormes puertas de cristal. A pesar de que el Sol estuviera ocultándose ya, sus rayos lograban cegarme. Contemplé la piscina, sus aguas cristalinas movidas por el aire caliente me tentaban, y el hecho de saber que era privada, completamente privada me ayudo a tomar mi decisión.
Salí así, tal cual, completamente desnuda y anduve hasta llegar al borde de la piscina. Tonteé con esta un segundo introduciendo mi dedo gordo para comprobar la temperatura. Cuando me aseguré de que tenía la temperatura ideal, sin pensármelo dos veces lacé mi cuerpo sin ropa al agua caliente.

[Narra Justin]
··· Estiro mi cuerpo desnudo enredado en las sábanas por toda la cama. De inmediato me doy cuenta de que no es normal que pueda realizar esta acción. A mi lado falta alguien. Abro los ojos e incorporo mi cuerpo de forma rápida. La busco a mí lado pero ella no está. Entonces miró al frente. La noche ha caído ya, ¿cuánto he podido dormir? Mucho, me respondo a mí mismo, muchísimo. Cierro mis ojos, y los froto con mi mano izquierda, al abrirlos nuevamente los primeros rayos lunares iluminan la larga piscina. Observo el pelo de Ale, brillante y mojado que refleja la luna. Sin pensarlo si quiera retiro las sábanas de mi cuerpo, y con cautela y sin hacer ni un solo ruido llego hasta ella. Cuando me encuentro en el bordillo de la piscina, me tiro al agua sin previo aviso. Me sumerjo al instante en las aguas calientes y cristalinas, y ahí abajo logro escuchar el intenso chillido que sale de su boca. Salgo a la superficie justo frente a ella. Me salpica y sumerge mi cabeza, al salir sin aire del agua ella ríe sonoramente y me salpica de nuevo.
-Me has dado un susto tremendo imbécil.
-Y tú a mí al no verte a mi lado. –digo serio.
-Jajaja.
-Pensé que me había abandonado.
-Jamás haré eso Justin.
Sus palabras me impulsan a atrapar sus labios en un diminuto beso, ante el que ella rie.
-¿Quieres que te diga algo gracioso de verdad? –digo muy cerca de sus labios.
-¿Qué? –pregunta curiosa.
Me acerco a su oído, vacilante, travieso.
-Estoy completamente desnudo. –susurro en este.
Ella ríe contra mi cuello produciéndome cosquillas.
Enlaza sus manos en mi cuello y se monta encima de mí. Si su peso es ya ligero de por sí y el agua lo hace más aún. Al hacer esto me hace notar que también esta desnuda. Al instante esto me excita.
-Eres una niña mala Ale. –digo pícaro contra su boca.
Intento besarla pero se aparta.
-¿Ah, sí? ¿No eres tú el malo? Que me ha secuestrado en el culo del mundo.
Río, es inevitable.
-No es ser malo. –le robó un beso.
-¿Ah, no?
-Es sur un loco, un psicópata, un maniaco, enfermo de amor.
Suelta una sonora carcajada y después besa mis labios.
Su lengua se introduce en mi boca sin permiso, sus manos atrapan mi cuello y sus piernas mi cintura. Me muevo con ella lentamente por el agua mientras compartimos besos y caricias, comienzo a excitarme, ella lo nota enseguida. Ríe en interior de mi boca y después se aleja.
-¿Te ves con fuerzas Bieber? –la forma en que pronuncia mi apellido me excita más.
Esto aumenta mi deseo de que, otra vez, ocurra.
Río sobrante, mirándola con soberbia.
-Más que antes Patterson, más que antes.
No la permito decir nada más, vuelvo a atrapar sus labios, a acariciar su cuerpo, y en cuanto ella me lo permite, vuelvo a penetrarla dulcemente. ···

[Narra Ale]
Sentí como Justin me penetraba con dulzura, procurando no hacerme daño. El hecho de tenerlo de nuevo en mi interior hizo que una corriente eléctrica recorriera mi cuerpo, mi alma en su totalidad. Se movía lentamente por el agua conmigo encima de él, haciendo así que la sensación producida por el vaivén de sus caderas aumentara con la lenta corriente del agua.

Cuando terminó, salió de mí y del agua. Una expresión de satisfacción y felicidad enmarcaba su cara. Contemple como al apoyarse en el bordillo y aplicar toda su fuerza para salir, los músculos de su espalda se marcaban y brillaban bajo la luna. Cuando salió del agua quedo descubierto su entero desnudo, por el que resbalaban miles de gotitas de agua, gotitas que delataban el placer que acabábamos de experimentar.
Se metió dentro de la habitación, y un minuto más tarde volvió acompañado de una toalla blanca en la mano y otra rodeando su cintura. La abrió entre sus brazos y me miró.
-¿Sales?
Reí, y justo después un escalofrío producido por el frío, recorrió mi cuerpo.
-Tú lo que quieres es verme desnuda.
-Eso ya lo he hecho cielo. –sonrió ampliamente.
-Pero quieres verme una vez más.
-Jajajaja, si fuera así. Te lo pediría directamente.
-Bueno, puede ser.
-Anda vamos. Si no, dejo la toalla ahí. –dijo cerrando la toalla y señalando una de las tumbonas blancas que acompañaban la piscina.
-Está bien.
Sin más dilación, me acerqué al bordillo y salí del agua aplicando todas mis fuerzas contra el bordillo para alzar mi cuerpo. Justin me envolvió con la toalla y me abrazó.
Rodeada con sus brazos entramos en la habitación.

[Narra Justin]
Ale cogió su bolsa de mano y se metió al baño. Yo cogí la mía también y me senté en la cama. La abrí y comencé a buscarme algo más adecuado para ponerme. Pero desgraciadamente, solo me encontré con vaqueros, pantalones pitillos y alguna cosa más. No se me había ocurrido meter algo para dormir. Cogí unos calzoncillos y me los puse, menos mal que el clima ahí era de 25º como mínimo. Al remover en la maleta encontré mi móvil. Lo observé un segundo, no estaba seguro de si lo más sano sería mirarlo, pero como no lo pensé detenidamente, lo cogí y comencé a mirar atento mensajes y llamadas.
30 llamadas perdidas de: Mamá.
20 llamadas perdidas de: Papa.
25 llamadas perdidas de: Scoot.
14 llamadas perdidas de: Valery.
16 llamadas perdidas de: 55032163
11 llamadas perdidas de: Kenny.
17 llamadas perdidas de: Ryan.
17 mensajes de: Mamá.
9 mensajes de: Ryan.
12 mensajes de: Scoot.
Observé el móvil asombrado. Algo en mi interior dio un vuelco, un impulso quizás. Salí corriendo de la habitación, atravesé los arbustos que cubrían el paso de la piscina con la playa no sé muy bien cómo, y corrí con el móvil hasta encontrarme pisando la tibia arena con los pies descalzos. Justo en aquel momento mi móvil sonó. Miré la pantalla.
Ryan llamando.
Mi dedo vacilo un segundo, ¿iba a cogérselo? No. No podía hacerlo, pero... Pero quizás él sí merecía saber la verdad, al menos que estaba bien.
Descolgué el teléfono y me lo llevé a la oreja.
-¿Justin? ¡Justin! –chilló tras el altavoz.
-Ryan, tranquilízate.
-Justin eres tú tío... ¿¡Dónde estás?! ¿¡Qué coño pretendías?! ¿¡Por qué cojones no cogías el teléfono?! Vas a matar a tus padres, a mí tío. ¿Ale está..
-¡Ryan, que te tranquilices o te cuelgo ahora mismo!
-Vale, vale... Pero habla.
-Estoy con Ale... –dije pausadamente. –Estamos en las Maldivas.
-¿¡En las Maldivas?! ¡Tío estás loco!
-Ryan que te relajes hermano.
-¡Hermano los cojones! Casi nos matas tío. ¿Pero tú sabes cómo está todo esto?
-No, no lo sé... –mustié.
-El mundo entero se ha movido Justin. ¿Has visto tu Twitter?
-No...
-Pues, tío... esto esta muy mal. Tu madre lo está pasando fatal, y Valery lo mismo. Tu madre llamó a la policía.
-¿¡Qué?!
-No han hecho nada, dicen que hasta que pasen 48 horas no os declaran como desaparecidos.
-Bueno, pues haz algo tío. Haz que la gente se relaje. Yo, los dos, estamos perfectamente.
-No tienes ni idea de cómo me alegro hermano, pero... ¿Cuándo volvéis?
-Ryan...
-¿Cuándo?
-Ryan, no vamos a volver.
-¡Tío! ¿Pero qué dices? ¿Cómo que no vais a volver? Tenéis que volver.
-No Ryan. Si vuelvo, me separaran de ella, y no puedo permitirlo.
-¡Justin, tu madre te necesita! ¡Todas esas chicas que están moviendo el mundo te necesitan! ¡Tu padre, tus hermanos, Scoot, yo tío! ¡Despierta hermano!
Ryan hablaba aceleradamente, y sollozos escapan de su boca.
-Ella me necesita Ryan. –conteste firme. Reprimiendo todos mis sentimientos. Todo lo que en realidad quería decirle.
-¡Y nosotros Justin! Tienes que volver.
Hubo un silencio, no supe que decir.
-¡Eres un puto egoísta Justin! –chilló al rato. -¡Un gran capullo egoísta!
-Cállate Ryan...
Una lágrima asomó por mis pupilas.
-¡No es que ella te necesite! ¡Tú la necesitas a ella mucho más de lo que ella te necesita a ti! ¡Por eso te la has llevado, para que no pueda dejarte!
-Ryan... –amenacé.
-Es la pura verdad. Eres un imbécil y no quieres verlo. ¡Solo estás buscando tu felicidad! Ni si quiera buscas la de ella. ¡Solo tu puta felicidad!
-¡Que te calles Ryan! Eso no es así. Tú no lo entiendes.
-Sí lo entiendo Justin, lo entiendo perfectamente. ¡Él que no entiende una mierda de nada eres tú! Que te vas y nos dejas a todos sin saber nada por ella. ¡Eres un cabrón egoísta Justin!
Mis ojos habían permitido que lágrimas, que mi corazón había intentado retener, salieran poco a poco de mis lagrimales hasta resbalar por mi cara.
-¡No tienes una puta idea de nada Ryan! –chillé casi dejándome los pulmones.
Y antes de darle oportunidad de que respondiera, lancé el móvil lo más lejos posible hasta que se hundiera en las profundas aguas del océano Índico.
-¡¡Justin!! –chilló alguien justo después.
Miré hacia atrás. Ale se acercaba corriendo, ya vestida. 

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